domingo, agosto 26, 2007

Me porto bien

Me porto bien. Recupero las horas que debo en el trabajo. Llamo a mamá para avisar q llegaré más tarde (aunque comeré en casa lo q ella haya preparado con tanto esmero). Escucho Schubert y sus Lieder. No cojo con nadie ni hice una cita aunque me estuvieran dando el pie. Lo dejé pasar porque yo ya no quiero más quilombo. No por ahora. No, no. Me tengo q convencer de eso. De que la paz también está buena y que uno puede ser feliz en el sosiego, sin pasiones desenfrenada ni Rastlose Liebe. Ni piel crepidante -no mires atrás!-, ni respirar agitado, ni boca medio abierta -no importa q se haya abierto la puerta, no mires!!!!-.

Claro me tomo ciertas licencias como ésta, pero es una pelotudez. Además, valga por las horas que vengo más temprano y por todo ese tiempo malgastado en malasangre. Además falta media hora. Con lo cansada que estoy…. Alguien puede creer q puedo corregir de manera óptima un viernes a las 18 45 hs!!!! Evidentemente, no. Incluso es mejor que no corrija porque, si así lo hiciera mandaría como corregidos textos que hubiese leído medio dormida o, peor que dormida, con la cabeza en otro lado. Ahí se acerca alguien creo que para hablar. Es raro hacia mucho que no me hacía la boluda para evitar la charla con alguien. No sé si fueron los 25, pero me volví más activa que cuando era joven era más retraída. No quería establecer mucha relación con nadie. Ahora supuestamente tampoco. Bah! Me parece que la diferencia está en que ahora establezco relaciones más o menos superficiales compulsivamente, mientras que antes (más sana?) no me vinculaba en absoluto.
Entiendo q me gusta el aliento de las personas. Pero no es que tenga que ser perfumado u oler bonito. Sólo reconocer ese hedor provoca en mí algo. Es eso. En cuanto huelo un aliento (los alientos pueden ser percibidos en cualquier lado sobre todo a la mañana y sobre todo donde se acumula mucha gente en un lugar reducido. Ejemplo: el subte. No por nada es uno de los lugares más eróticos que podemos encontrar hoy en día, en una ciudad. Volveré sobre el tema. Tengo toda una hipótesis acerca de eso y experiencias personales, claro) y puedo adjudicárselo a alguien (habría que hacer la nómina de tipos de aliento, porque hay una variedad más o menos clasificable, más o menos finita) aunque no esté ahí presente, puedo enamorarme fácilmente. Lo que no sé es si me enamoro de la persona cuyo liento estoy oliendo en ese momento o de la persona a la que le adjudico el tal aliento que entonces percibo.
Tal vez, es de cualquiera de las dos

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